Por Eduardo Luévano
En los últimos años, definitivamente el período de transferencias es el que más ha sufrido el aficionado necaxista, despedirse de los jugadores con mejor rendimiento en el plantel es sin duda el dolor deportivo más grande que se puede vivir.
Desde el regreso de los Rayos a la primera división, se ha catalogado sin duda alguna como un club proveedor de jugadores “calados” en el fútbol mexicano, jugadores que vienen, juegan con libertad y sin presión y se van con un valor más grande.
Sin embargo, en opinión muy personal se ha perdido la vista de un objetivo claro, la famosa “cuarta” en la que se ha estado muy cerca dentro de su búsqueda, tal vez sin merecerlo en comparación a las nóminas de los clubes que en verdad temporada a temporada ese ha sido su objetivo.
Una duda bastante grande se vuelve a generar, con la salida de jugadores importantes y la llegada de otros que su nombre es de los desconocidos en México, pero recordemos las dudas que se han generado en los últimos años, y entre ellas las grandes alegrías que se han regalado.
Una administración del equipo bastante clara, pero dentro de esa administración existe una palabra clave, el “éxito”. Tanto deportivo como económico eso es el club Necaxa, que a pesar de ser un club sigiloso ha logrado hacer buenas temporadas, con partidas de varios jugadores y está vez sin tener que mencionarlos (para que abrir más la herida”.
El beneficio de la duda, eso es lo que en los últimos años le hemos dado al club, fm hasta ahora funcionando de manera perfecta, pero sin dejar de tomar en cuenta, que la duda de este clausura 2020 es mucho más grande que las pasadas…